El miedo de ser sustituidos por ChatGPT o de que los alumnos dejen de esforzarse está infundado. Esta tecnología requiere de conocimientos y capacidad crítica para usarla provechosamente.
Si dejamos que los niños y adolescentes dispongan de dispositivos digitales antes de que hayan adquirido la madurez suficiente para regular sus impulsos, estaremos provocando que su atención se disperse.
Existe una corriente ‘antipantallas’ que achaca muchos de los actuales males de la educación a su uso en las escuelas. Analizamos y desmontamos algunas de estas creencias.
ChatGPT plantea un debate que no es nuevo en el mundo académico: el impacto de tecnologías que a lo largo de la historia han obligado a modificar cómo se enseña. Es una oportunidad para una renovación necesaria.
En este artículo de la revista Telos, el autor expone los efectos que la tecnología tiene en el empleo y el reto que supone para el sistema educativo formar a personas cualificadas para las nuevas profesiones de la era digital.
“Hablar” por Whatsapp da libertad y requiere poco compromiso. Es una conversación permanente, líquida, muy distinta a la presencial, en la que la atención y la disponibilidad son imprescindibles.
La tecnología ha revolucionado nuestra forma de vivir. Tenemos una calidad de vida inédita, a pesar de las desigualdades. Pero tiene un precio: nuestro estilo de vida es más sedentario y menos sano.
En nuestra sociedad acelerada, los avances se adoptan sin valorar las consecuencias globales de su uso a medio y largo plazo. Una ética cívica y responsable nos ayuda a hacerlo.
Profesora Titular del Departamento de Didáctica y Organización Escolar. Miembro del Grupo de Investigación de Tecnología Educativa, Universidad de Murcia